Los astados de la ganadería Conde de la Maza, tres de pelaje negro y uno colorado, protagonizaron una carrera larga, de casi quince minutos, y emocionante en el cuarto encierro de novillos de fiestas de Peralta. El encierro fue el primero en salir con puntualidad, a las nueve en punto de la mañana, pero no transcurrió con normalidad, aunque afortunadamente no hubo que lamentar heridos.
La principal incidencia estuvo en que uno de los novillos tardó más de diez minutos en salir al recorrido. Un grupo encabezados por los mansos y con un novillo dentro de la manada abrió el recorrido, seguido por dos novillos completamente sueltos. Así recorrieron la calle Mayor y, pasado el Ayuntamiento, los mansos seguían en cabeza junto a uno de los toros hasta la llegada a los corrales de la plaza de toros. No así los dos novillos siguientes, que corrían a más de veinte metros de los primeros y al entrar en la calle Irurzun y ver la anchura de la calle, se fueron uno para cada lado, haciendo el recorrido muy peligroso.
Llegaron a la floristería uno por cada lado, y el último tramo lo realizaron uno detrás del otro, pero separados unos metros, llegando a poner en apuros a más de un corredor. Finalmente, entraron en la plaza sin más complicación que la parada del novillo colorado en el centro de la arena, mirando al callejón de entrada y sembrando momentos de tensión. La rápida actuación de los pastores, que lo guiaron a los corrales, solucionó el problema.
Cuando estaban los primeros mansos y los tres novillos en los corrales, al último toro todavía no había salido del corral de Mozota.
En el momento que tomó contacto con el recorrido ya no hizo caso a los mansos y se puso en cabeza derrotando por todos los lados. La tardanza de la salida, y el parecido con uno de los mansos, hizo que entre los corredores darían por concluido el encierro, produciéndose un hecho curioso al final de la calle Mayor. En uno de los bares se empezó a montar una mesa en la que sentaron cuatro vecinos sin saber que había un novillo suelto por el recorrido. Al verlo llegar por la calle Mayor pronto se levantaron y corrieron a resguardarse, sin más incidencias que el susto.
Cuando el novillo entró en la calle Irurzun protagonizó bonitas carreras fijándose en todo. Pese a que hubo momentos de peligro, llegó a la plaza sin causar heridos.
Fuente: Diario de Navarra
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