martes, 30 de junio de 2009

Quiebra técnica dels Bous al Carrer

Me gustaría que pegaseís un vistazo a este artículo extraido del la página web www.festejospopulares.net desde donde fue enlazado de su página original en www.criticastaurinas.net, es un artículo de Antonio Mechó con el cual comparto todo lo que se dice en el artículo, el cual es solo la primera parte, ya espero con ansias la segunda, y a ver si os animaís a comentar algo que el tema merece y mucho la pena.



"Quiebra técnica: se dice de aquella empresa cuyo pasivo exigible es superior al valor del activo real aunque no haya hecho cesación de pagos ni declarado el estado legal de quiebra. O sea, dicho en román paladino, una quiebra técnica es cuando una empresa se ha ido al garete aunque no se atrevan a decirlo. Y así están hoy los bous al carrer, esa modalidad de festejo taurino tan manida en la Comunidad Valenciana consistente en sacar por la calle toros de arrobas, pitones y afamados hierros, para gusto y deleite de los toreros sin capote ni muleta, a cuerpo limpio.

En la propia definición del festejo hecha arriba, de hecho, está el por qué de la quiebra. Desgraciadamente hoy la afición conspicua –la afición culta, con conocimientos taurinos, y observadora- es la menor de las posibles por nuestras calles. Así pues: arrobas, pitones y afamados hierros, son los únicos paradigmas que guían los ánimos y deseos de los jóvenes que recorren calles y pueblos en busca del toro. Y claro, como dijo en su momento hombre sabio, con gran sorna y picardía: «¡Tararí!, sonó la trompeta que abre la cueva de los toros. Eran toros de la ganadería sosota de los Romuáldez, toros que no salían ni listos ni valientes, por más que se empeñasen sus padres y por más que lo pareciesen. Se decía que Romuáldez les daba pepinillos en vinagre para predisponerlos a la valentía; pero sólo tenían buena estampa para engañar a los paletos.»

LAS ARROBAS

Kilos, kilos y más kilos; ese es el resumen de uno de los raseros con que el público de los festejos populares calibra las hechuras y trapío de los toros. Ni encaste, ni conformación, ni circunstancias… pero también es obvio, el propio sistema ha viciado el concepto. Si por una parte, en las fincas madre de las ganaderías bravas, los piensos compuestos y todo tipo de porquerías hechas alimento, han variado las líneas típicas del tipo propio del toro bravo, un eslabón intermedio, el de los cebadores de los intermediarios que compran el toro en su lugar de origen y lo revenden luego a las comisiones y barrios para el bou al carrer, han acabado de convertir un peligro –el del desencaste por medio de la deformación fenotípica del toro- en un seña de identidad indeleble. El daño que han hecho las fincas de recebo para convertir toros impresentables de origen, en grandes moles aptas para la lidia callejera –transformado sardinas en lata en acorazados de guerra-, hoy tiene ya difícil solución. El público del bou al carrer ha perdido el ojo clínico que antes le hacía diferenciar un toro en sus kilos –incluso algo vareado- pero con poder y fibra, con el que mayoritariamente vemos hoy, muy aparente, pero en realidad acochinado, fofo y de caldereta.

Así pues, empiezan los interminables desfiles de tanques y tanquetas por nuestros pueblos. Samueles que parecen sacados de la Gran Guerra; guardiolas de la de Corea; fuenteymbros de la Civil; o domecqs de la del Golfo. El problema es que, ni unos ni otros, van para la guerra.

LOS PITONES

Leña, leña y más leña; el otro ejemplo con el que mesura el público de los festejos populares las hechuras y trapío de los toros. Pero, ¿y la integridad?. El tema de los pitones se ha convertido en tema de maestros; de maestros falleros, a ver quien pinta y pule con más arte.

Tras rectificación reglamentaria de urgencia, quedó fijado en su momento que los toros menores de 6 años en la Comunidad Valenciana podrían lidiarse en els bous al carrer con sus puntas íntegras; en cambio, estamos seguros quenadie llegó a pensar en aquel momento que la normalidad se acabaría convirtiendo en excepción hoy, por lo que, quién sabe, los reglamentos futuros tendrán que garantizar esa integridad en lugar de simplemente permitirla. El afeitado es norma; qué pocos toros salen íntegros a nuestras calles.

Lamentable, censurable y patético en grado sumo está siendo por su parte la manipulación de astas de aquellos ejemplares que se desenjaulan en los concursos de las principales plazas de la Comunidad. Es habitual el sangrado –o chorreo- de los bicornes tras los derrotes en tablas en la búsqueda de los recortadores en las plazas de Castellón y Valencia.

La cuestión de fondo es el por qué del afeitado por estos lares. Ya no lo preguntamos hace algún tiempo. La explicación habrá que buscarla por esas fincas de España; esas fincas llenas de veedores, empresarios y apoderados. Las consecuencias en els bous al carrer, tal y como se estila decir ahora, no son más que daños colaterales.

AFAMADOS HIERROS

Fama, fama y más fama; el último despropósito en la selección de toro para nuestras fiestas. Hoy el vulgo solo se mueve de su casa si lo que se anuncia lleva hierro de prestigio. Da igual si la ganadería pega petardos constantes en la calle –o en la plaza- o si los ganade(u)ros nos toman el pelo fiestas tras fiestas. Aquí no pasa nada; repitamos por favor, el año que viene pa la misma finca porque… el ganade(u)ro es “que es muy amigo mío”. ¡Ja!. El que se crea yendo por esas fincas de las Españas que va entre amigos… o está borracho o se lo hace. Los “ganaduros”, que son la mayoría, no miran más que el papel moneda. Pocos hay honrados ya por el campo charro, andaluz, portugués o madrileño; entre otras cosas porque hoy la mayoría no son ganaderos en conciencia, sino amigos del pelotazo puestos a montar una ganadería.

¿Cuáles han sido las consecuencias finales –presentes- de tanto devaneo y “exhibeplumero” por esas fincas de las Españas?: precios inasumibles –burbuja táurica- y bajada alarmante de la calidad del espectáculo.

Muy mal hay que pensar, cuando ganaderías como por ejemplo –y desgraciadamente no como único ejemplo posible- Cuadri, “lidia” hoy ya más toros en las calles que las plazas."

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