El 31 de octubre se estrenó en Nueva York un documental realizado por norteamericanos titulado «The matador». Lo protagoniza el torero español David Fandila «El Fandi». En él se recogen sus peripecias ante los toros durante una temporada. Incluso el «New York Times» le ofrece un extenso y muy elogioso artículo que incluye la participación de El Fandi en la Maratón neoyorquina. Causa envidia la fuerza que allí tiene la Fiesta española. Aquí, pocos medios se han hecho eco de este evento taurino y cultural. El filme prestigia la Fiesta de los toros y, por descontado, a España. Si se refiriera a otra actividad, la difusión en nuestro país hubiera sido más abundante. Pero como era cuestión taurina... Recientemente, en una tribuna radiofónica se han hecho comentarios despectivos sobre las corridas de toros. Cuestionan los buenos sentimientos de sus adeptos, hasta rozar el insulto. Es comprensible que a algunos no les agraden. Pero ofender no es de recibo. Los comentaristas taurinos nunca mostraron hostilidad con los aficionados a otras actividades lúdicas, aunque no les atrajeran. Es cuestión de respeto, clase y civismo. La acogida que el documental ha tenido en Nueva York es muestra del interés que allí despierta la tauromaquia. Además, la ciudad de los rascacielos alberga dos clubes taurinos. También existen en Chicago o Los Ángeles. Todos los veranos se ven a algunos de sus miembros en las ferias de Sevilla, San Isidro, Pamplona y Bilbao. A pesar de sus detractores, la Fiesta se conoce en el mundo como parte de nuestra cultura. Las muestras prehistóricas así lo aseveran. El hombre español se enfrentó con reses bravías desde siempre. Sólo hay que repasar la historia para comprobarlo. Es curioso que sean los norteamericanos quienes tengan que recordárnoslo.
Articulo extraido del diario digital http://www.larazon.es/ firmado por Juan Posada
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