La crianza del toro de lidia es la más costosa de todas las producciones animales. Esto es debido en gran medida a su largo ciclo de producción que llega a alcanzar a los cinco años, y además, está condicionada por multitud de factores externos que la transforman en la producción animal más laboriosa, sacrificada y sujeta a mayor número de incertidumbres.
La crisis económica ha provocado una disminución muy importante en el número de espectáculos taurinos. Una pérdida del 43% frente a los festejos celebrados en 2007, con las nefastas consecuencias que esta situación ocasiona a los criadores de toros de lidia, que planifican su producción con cinco años de antelación y, por tanto, no pueden ajustar su oferta a la demanda actual.
A la recesión económica hay que unirle una prolongada situación de sequía que ha obligado a los ganaderos, ante la ausencia de pastos durante el otoño e invierno pasados, a suplementar de forma extraordinaria con piensos y forraje la alimentación de la mayor parte del ganado. Esta circunstancia ha incrementado los gastos de alimentación anuales del ganado en más de un 38%.
En este escenario de exceso de oferta y disminución de la demanda y de incremento de los costes de producción, los ganaderos tendrán que afrontar una de las temporadas más duras de la historia de la Tauromaquia.
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