sábado, 31 de julio de 2010

Els bous, una festa catalana (part.III)

Hace unos ciento cincuenta años, un impulso romántico y supuestamente nacionalizador, llevo a cabo un proceso de substitución cultural, que folklorizó las fiestas mayores y eliminó algunos símbolos identitarios más aplaudidos por las clases populares. Este fue un proceso marcadamente burgués, que en la vieja Cataluña comportó la reducción a la mínima expresión de la fiesta de los toros, mientras que a la nueva Cataluña casi costó la desaparición de actos populares como es el caso de los "castellers". Los amantes de los toros tenían demasiados puntos de contacto con los practicantes de bailes hablados o de los "castellers", pero había uno fundamental: era gente de pocas letras y absolutamente alejada de los círculos de poder político.
En 1887 Carles Bosch de Trinxeira, justifica sobradamente el papel de la fiesta de los toros en el llamado corazón de Cataluña:

“...En las festas majors una de las costums que s’ conservan y’s
conservarán encara molt temps, son las corridas de bous, atesa la
afició dels pobles d’aquestas montanyas, encara molt més
pronunciada en lo Vallespir. No hi ha poble ni poblet que per sa festa
major no tinga sa corrida de bous o de vaques; es la principal
diversió de la festa. Vich, Olot, Camprodon, Prats de Molló, Arles, St.
Llorens de Cerdans, Ceret, ténen llurs corridas per la festa major.
La corrida generalment se fa á la plassa principal del poble; se
construhéxen catafals al entorn pera los espectadors. Un catafal
adornat de garlandas de boix y banderas es lo reservat al Ajuntament
y á la copla, á sota hi ha lo toril improvisat ab quatre fustas; los
carrers que donan á la plassa son tancats aba rastillos. Los torejadors
son los jovens de la ploblació y pobles vehins.
La plassa està plena de pagesos que s’ fican sota’ls catafals. La
copla toca l’ contrapás ballat per los torejadors. De cop s’obre la
porta del toril, y surt l’ Moreu del más de la Boixeda, ab un floch
vermell entre banyas, que s’ passeja per la plassa, ensumant á sos
amichs los pagesos sota’ls catafals y buscant una eixida pera tornársen
al estable. - Tiréuli l’ bot, crida la gent, y li tiran entre camas un
rotllo de cuyro que l’ fa saltar y córrer una miqueta; lo públich
s’anima, la música toca, lo bou fá algunas corregudas espantat per
alló del bot, un torejador aixerti li pren lo floch en mitj de crits y
picament de mans; surt l’amo del bou, En Joan, del más de la
Boixeda ab son garrot: -há! há! passa, Moreu! há há!... lo torna á
embarrar. Ne fan surtir un altre que fá lo meteix, y aqueixa funció
dura tres horas. Creguin que es molt pesat. Los bous y las vacas que
fan córrer están cansat de llaurar, vihuen entre pagesos, son de la
masia, amichs de la casa com lo demés bestiar; donchs ¿de qué ‘ls hi
ha de venir aixó de ferlos abordar á la gent?...”

La descripción de Bosch, escritos de la "Renaixença" e insigne excursionista, pertenece a la tendencia del s.XIX que, partiendo de la observación directa, buscaba el conocimiento y el amor por la tierra catalana. Carles Bosch defendió la recatalanización del pais, a partir de la convicción que la esencia de la catalanidad se encontraba en el pasado. En este sentido, las costumbres, a menudo sencillas, entre ellas las fiestas de toros, eran establecidas por la tradición y pertenecían al ciclo natural de la vida que, en el campo, era alejada de los artificios de la ciudad. La atmósfera montañera y ganadera se respira en la plaza de toros que Bosch describe, y el juego con animales aparece reflejado con toda su autenticidad, alejada en todo momento de una espectacularidad compleja y elaborada.

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