El animal, de nombre Abrileñito, partió junto a sus cinco hermanos de los corrales de la calle Frauca, pero su carrera no era igual que la del resto. Los pastores que escoltaron a las reses se percataron de que algo raro le pasaba.
El problema se acentuó en la cuesta de Baquero Jacoste. Abrileñito quedó rezagado y chocó contra la curva de acceso a la avenida de Zaragoza. El toro, desorientado, se volvió hacia los mozos, quienes lograron reconducirlo. Pero su carrera no iba a durar mucho más. El morlaco cubrió los primeros cinco metros de la avenida de Zaragoza y se desplomó en la parte izquierda del recorrido.
El toro, arrodillado, no hacía ademán de levantarse ni respondía a los envites de mozos y pastores. Conforme pasaban los minutos, quedó claro que el animal ya no se iba a levantar con vida.
La escena fue muy triste. El toro agonizaba ante decenas de miradas. La casta que sólo estos animales tienen le sirvió para mantener erguida su imponente cabeza durante sus últimos 15 minutos de vida. Cuando las fuerzas le abandonaron, los pastores movieron al morlaco para facilitar su apuntillamiento. Una máquina elevadora retiró su cuerpo, que fue sometido a diversas pruebas para determinar las causas de su desplome.
Fotos y noticias extraidas del diario de navarra. El miercoles los videos de todos los encierros
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