Los actores protagonistas fueron los afamados victorinos, que supieron cumplir el guión derrochando fuerza y potencia a lo largo de los 830 metros del trayecto entre la calle Frauca y la plaza de toros.
Los morlacos llegaron a Tudela el sábado. Durante su desencajonamiento en los corrales dejaron muestra de su bravura. Sobre todo Minador, que llegó a pegar un puntazo a su hermano Bombacho tras voltearle varias veces en el suelo. Con estos antecedentes, la expectación creció entre mozos y espectadores. Finalmente,Minador y el resto de astados de Victorino Martín se comportaron y mantuvieron alejados sus pitones de los corredores.
A las 8 en punto de la mañana, el tren de cuernos y músculos procedente de Cáceres partió desde el corral de Frauca en dirección a la plaza. Los seis astados, juntos como hermanos, comparecieron ante los presentes y completaron el primer tramo de la Cuesta de la Estación emulando a Usain Bolt.
Ellos eran los protagonistas principales, pero los victorinos no tuvieron empacho en ceder las primeras fotos a los mansos, que se encargaron de abrir el encierro.
Varetazo de un cabestro
Uno de los cabestros fue el autor del primer y casi único susto de relevancia de la mañana. Javier Landa Castillejo, valtierrano de 33 años, eligió la parte derecha del recorrido para subir la Cuesta de la Estación e inició su carrera con firmeza. El problema fue que las reses eligieron el mismo lado del trayecto que el mozo, y él tenía todas las de perder. El joven fue alcanzado por la manada y quedó entre el vallado y los mansos que abrían en grupo. Uno de ellos enganchó con su asta la camiseta del corredor rompiéndola y propinando al joven un varetazo en pleno vientre.
Este incidente no consiguió fracturar la composición de la manada, con los mansos por delante y, unos metros por detrás, los bravos juntos luciendo percha entre los cada vez más numerosos mozos que se iban encontrando por el camino.
Quitando un par de leves percances más, los victorinos ingresaron en los corrales de la Chata de Griseras marcando un crono de 4 minutos y 26 segundos.
Tras dos carreras atípicas, los mozos pudieron disfrutar de un encierro "normal" en el que demostrar su habilidad ante las astas a lo largo de todo el trayecto. Además, los espectadores de la plaza de toros tuvieron la oportunidad, por primera vez en las fiestas, de ver a seis toros entrando en el coso. Todo esto, unido a que el parte de incidencias de la carrera quedó limpio, fue una gran noticia para el ciclo de encierros de Tudela.
Los toros de las corridas que han protagonizado las tres primeras carreras dejan paso ahora, para los tres últimos encierros, a unos morlacos que no serán lidiados en la plaza. Se puede pensar que la peligrosidad descenderá, pero hay que tener en cuenta que, sea como sea, un toro siempre es un toro.
Fotos y noticias extraidas del Diario de Navarra.
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