miércoles, 12 de noviembre de 2008

Sorolla "Visión de España"

Tras nuestro primer contacto con la pintura, en la figura de Goya y la tauromaquia, en esta ocasión es un placer presentarles a Joaquín Sorolla (1863-1923), genio y maestro del luminismo valenciano y del impresionismo español de principios del siglo pasado. Es uno de los pintores españoles más prolíficos, sin embargo sus obras con motivos taurinos son bastante escasas, muestra por ella un interés remoto, siendo sus vistas de las plazas un pretexto para experimentar con la luz. Sin embargo, analizaremos una parte de su obra cumbre denominada “Visión de España”.

Joaquín Sorolla recibió en 1911 el encargo que le iba a costar la vida: como si del Réquiem de Mozart se tratara, un millonario norteamericano, Archer Milton Huntington, le encargó la decoración de una de las estancias del museo que proyectaba en Nueva York, la Hispanic Society, donde el pintor valenciano debía plasmar en una serie de murales «el peculiar carácter a través de sus paisajes y sus gentes de las distintas regiones de España». El encargo de Huntington se tradujo en 14 murales de colosales dimensiones: cinco inspirados por Andalucía, dos por Levante (Valencia y Elche) y uno respectivamente dedicados a Aragón, Castilla, Galicia, Cataluña, Extremadura, Navarra y Gipuzkoa. El pintor nunca llegó a ver expuesta su monumental serie: la galería con los cuadros se abrió en 1926, tres años después de su muerte y seis de la hemiplejia que en 1920 le sobrevino apenas concluido el encargo. No ha sido tampoco tarea fácil descolgarlos por primera vez desde que se instalaron en la Hispanic Society, una decisión forzada por la rehabilitación de la sala donde se exhiben desde aquel lejano 1926. En la colección figuran dos lienzos con motivos taurinos: "Andalucía. El encierro" y "Sevilla. Los toreros".

"Andalucía: El encierro"
Inicialmente, Sorolla planeó dedicarle a Andalucía un panel tan grande de tamaño como el de Castilla y, además, hacerlo sobre la vendimia. Sin embargo, al pasar por Salamanca, le interesó mucho el encierro de los toros y luego retomó la idea para su visión de Andalucía. Mientras pintaba los casi 27 metros cuadrados de El encierro, Sorolla expresaba a su mujer, en una de sus frecuentes cartas, su fatiga a la hora de realizar este cuadro: "Lo que sudé, subir y bajar cada vez que debo dar una pincelada, me dejó deshecho, así que rabio si no trabajo... y trabajo reventándome, ¡es la vejez!".Este enorme lienzo describe una típica escena andaluza: un grupo de mayorales, dos garrochistas en primer plano, y otros tres al fondo, tras el ganado, conducen, con gallardía y temple, reses bravas hacia los cercados, pastos o a un punto de embarque, a través de un camino rural, paraje de pitas y chumberas que bordean el camino de tierra y las vías del ferrocarril, y con un ondulado horizonte recortado por un cielo nublado de múltiples colores. La presencia de las vías del tren es una de las escasas referencias del artista a la incipiente modernización e industrialización de España. Cada zona de color fue motivo de juego para el pintor, que movió sus pinceles con la elegancia y riqueza de costumbre.


"Sevilla: Los toreros"
En esta obra se representa la parada de los diestros y cuadrillas ante la presidencia tras el paseíllo en la Maestranza de Sevilla. Sorolla no era hombre "muy de toros" por lo que escoge una escena realmente importante y muy bella de la tauromaquia pero muy "light". De esta forma sorteó el encargo expreso de Huntington de representar una corrida de toros sin caer del todo en la España folclórica del tópico. Pero faltó el protagonista del la fiesta: el toro.
Las 15 figuras masculinas se traslapan unas con otras por diferencias cromáticas en los trajes o las caras, que quedan algunas muy definidas y otras casi emborronadas, unas en luz y otras en sombra. Sorolla se muestra puntillista al pintar al público, totalmente. Además, en la composición está pintada y velada la parte de la sombra con un color marrón o un amarillo para producir el contraste de sol y sombra típico de una plaza de toros. En cuanto a la identidad de los personajes no he podido encontrar referencia alguna, aunque cuando contemplé el cuadro me llamó mucho la atención el parecido del matador que figura en el centro con Juan Belmonte.

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