Pocas veces, poquísimas me atrevería a decir, una plaza se ha puesto a mil con tan solo anunciar por megafonía el nombre de una vaca. El frio multiusos de Onda se puso en pie, cuando el nombre dePerseguida nº 89 sonó como un grito de guerra por los altavoces. Algo pareció transformar a todos los presentes. La enorme expectación se transformo en angustia, cuando “Fresi” planto una endeble silla de plástico a diez metros de la puerta de toriles, y decidió que era el día, el momento, y con la compañera ideal, de pasar de los infiernos a la tierra, y dejar patente aquello de que “el cielo puede esperar”. Con unos cuantos centenares de corazones a una puscación de salirse de punto y el segundero de los relojes misteriosamente estático, algo oscuro como de otro tiempo y con malas pintas, salió de toriles envuelto en polvo marrón directo al osado Fresi y su sillita blanca, que de repente desapareció en mil pedazos atravesada por un huracán parduzco. Desafiando las leyes físicas, aquello se detuvo en seco dos metros detrás de los restos de la silla y volvió mientras el bueno de Fresi, obedeciendo a esas mismas leyes, volvía a la tierra después de sobrevolar el huracánPerseguida que, haciendo honor a su nombre, volvió para recogerlo junto a los restos de la silla. De nuevo los pulmones de los presentes devolvían su contenido al exterior con sintomas de alivio, para volver al gesto desencajado, cual réplica cardiaca, al ver a Rives chaqueta en mano dispuesto a quebrar a la gran Perseguida. Aquello se hizo eterno, como una partida de ajedrez entre soviéticos, pasito adelante de una, pasito detrás del otro. A cinco metros convertidos en palmos llegó el acelerón y la suerte se realizó con éxito bajo una atronadora ovación. Con más de uno pidiendo la hora al colegiado con apenas 45 segundos de partido disputado, Jordi remató a la grada con la garrucha, emulando a campeón mundial Sergéi Bubka, y con decisión, puso fin a los 100 segundos más largos e intensos de la Pascua Taurina de Onda en su historia reciente.
La “Reina Perseguida” de Ramaderia Domenech, fue tratada como lo que es, la mejor vaca que ha pisado Onda en este siglo. Con seguridad, para muchos, la que mejores y peores ratos dejará en décadas y cuyas hazañas contaremos a nuestro hijos; pero eso,...eso ya será otra historia.
Fotos: Morvedre Taurina. Carlos Gómez
Fuente: Facebook Ramadería Domenech
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