Cuando se pregunta a las diferentes asociaciones taurinas de Castelló cuáles serían las consecuencias económicas que tendría la abolición del «bou embolat» tal como ha propuesto el Consell Valencià de Cultura, todas ellas aseguran que no merece la pena calcularlo ya que el «bou embolat no se va a eliminar». No obstante, también todos ellos coinciden en que las repercusiones serían negativas, tanto en la economía como en los puestos de trabajo. Y es que el «bou embolat» arrastra unas cuentas millonarias.
No se conocen cifras exactas, ni nadie se atreve a darlas, pero todos los aficionados taurinos aseguran en que abolir el toro embolado arrastraría consecuencias económicas negativas. En primer lugar estarían los ganaderos como los más perjudicados, sobre todo aquellos que tienen astados específicos sólo para las emboladas. Es difícil cuantificar las pérdidas ya que un mismo toro se puede exhibir por la tarde y por la noche pero haciendo una estimación grosso modo y teniendo en cuenta que sólo en Castelló (la provincia que concentró más celebraciones), en los diez primeros meses de 2009, se autorizaron 3.054 actos taurinos, podríamos estimar que la mitad, unos 1.500, podrían ser para toros embolados. Teniendo en cuenta que un toro puede oscilar entre los 1.000 y los 12.000 (los astados para ser exhibidos por la noche son más baratos) las cifras están claras. Pongamos que se han contratado toros de 3.000 euros como media. En este caso la cifra ascendería a 4,5 millones cuyo destino son las cajas de las ganaderías.
Pérdidas
A partir de ahí empieza toda una cadena de sectores y personas que viven del toro. Las fábricas de piensos, la manutención del animal, el veterinario, los mayorales... Todos estos puestos laborales se verían amenazados, o cuanto menos disminuirían considerablemente. Una vez elegido el astado hay que transportarlo hasta el pueblo correspondiente. Según datos consultados, los transportistas cobran un euro por kilómetro, aproximadamente.
Además, todo acto taurino requiere un médico, un ATS y una ambulancia, como mínimo, según la ley. No obstante, la mayoría de los pueblos apuesta por incrementar este dispositivo, según detalla el presidente del Consell de Festes de Onda, José Bascuñán. El coste de dicho dispositivo oscila los 600 euros por acto taurino. Además, el concejal de Festejos Taurinos de Segorbe, Vicente Hervás, apunta que también hay que añadir el seguro, unos 700 euros.
La fiesta que arrastra el toro embolado también sufriría un importante golpe económico. Desde los comercios que se dedican a confeccionar la indumentaria de las peñas hasta las compañías de espectáculos que aprovechan la gran afluencia del personal en los días de toro para montar la discomóvil o las orquestas. Y por supuesto, los comercios y locales de restauración de la zona. No se precisaría contratar a más camareros ni se conseguiría una facturación extra. Asimismo, otro sector importante que también se vería afectado por la desaparición del toro embolado es el de la comunicación. Actualmente existen diversas publicaciones dedicadas exclusivamente al mundo de la tauromaquia y que tendrían que prescindir de redactores y fotógrafos. Con todo, la conclusión a la que se llega es que, sin poder dar una cifra, lo cierto es que las pérdidas económica llegarían a ser millonarias. Y es que sólo un acto taurino pude llegar a mover más de 30.000 euros.
Fuente: LevanteEMV
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