El primer encierro de toros cerriles de la Fira d’Onda rompió ayer el dicho de lo que bien empieza bien acaba por culpa de un toro que quedó rezagado y que no quiso entrar en los corrales, por lo que una entrada que apenas hubiese durado dos minutos acabó registrando un tiempo superior a los veinte
Eran muchos los aficionados que acudieron a Onda que se concentraron poco antes de las 12.00 horas en diversos puntos del recorrido, inspeccionado antes por los agentes de la Policía Local, para correr parte del encierro de toros cerriles de la ganadería de El Pizarral.
A pesar de algunas caídas, el encierro fue bastante limpio, y los toros recorrieron prácticamente en manada el tramo de la calle La Safona y Sant Miquel, y cuando llegaron a la curva de la calle Virgen del Carmen con Eccehomo empezó a quedarse un toro a unos pocos metros del resto. Cuando llegó al Pla y al Raval de Sant Josep, finalmente se desperdigó e incluso provocó un susto a uno de los aficionados que estaba en un cajón, aunque sin mayores consecuencias.
Aunque pastores y aficionados intentaron entrar al toro en el corral, el astado no estaba por la labor de hacerlo por las buenas, y al final tuvo se tuvo que recurrir a una cuerda para meter a este ejemplar junto a los demás miembros de la manada.
Además de toros y aficionados, los mansos también tuvieron su protagonismo en el encierro, ya que se cerro la puerta del Pla antes de que dos de ellos entrarán en el recinto, lo que obligó a los organizadores a apresurarse para abrir la puerta de nuevo antes que supusieran algún peligro a la gente que allí se iba concentrando.
A los seis toros cerriles del encierro se sumaron por la tarde dos más de las peñas, uno de la Tinger, del hierro de Matías Carretero, y otro de la Asociación Cultural Taurina Pañuelito Verde, de la ganadería Victorino Martín, que al igual que dos de los astados de la mañana, fueron embolados en la tarde-noche.
Fuente: La Plana al día
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