Un novillo de Victorino Martín, marcado con el número 31, demora el tercer encierro de San Buenaventura hasta los 18 minutos, al negarse a entrar en chiqueros. Los mansos tuvieron que salir hasta en cuatro ocasiones para conducir al astado al interior de toriles.
Durante su estancia en la plaza, el novillo arremetió constantemente contra los barrotes y la zona de tablas y llegó a cornear a uno de los mansos. Se convirtió en el protagonista del festejo matinal y en el dueño y señor de la plaza. Un animal que demostró picardía ya que miraba fijamente la entrada a chiqueros pero no se decidía por enfilar ese camino.
Los de Victorino en los medios |
Antes de su llegada a la plaza, el encierro se había desarrollado con normalidad y rapidez y la manada la encabezó en todo momento uno de los cabestros. Al desembocar en el albero, el toro marcado con el número 31 se quedó rezagado sobre la arena con otro compañero de manada, el número 11. Este otro novillo demostró un carácter más noble y manso y siguió en todo momento los pasos del número 31 sin despegarse de él. Demostró también su nobleza en seguir a los mansos en cuanto salieron la primera vez a la plaza.
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