Se empieza con unos 25 postes al día hasta llegar a los 900. El trabajo comienza el 1 de junio a las 7 de la mañana, con los vaciadores de las trampillas donde se colocan los postes. Con una pala, como los albañiles y el cemento, José Moreno Lara y Juan Heredia vacían de tierra uno a uno los agujeros del suelo. Hasta llenar el cubo de goma conmás de 30 kilos de tierra, barro y arena que luego tiran al contenedor. Hace al menos cuatro años que operarios de la empresa Foxa se dedican a esta tarea, de la que antes se ocupaba la Carpintería de los Hermanos Aldaz, encargada de fabricar, montar y desmontar el vallado de Sanfermines.
“Se llenan solos de barro hasta la mitad, más o menos”, especifica Íñigo Aldaz, hijo de uno de los hermanos carpinteros. “Luego quedan 50 centímetros de profundidad, suficiente para colocar dentro el poste”, explicaba bajo un sol intermitente a primera hora de la mañana. Íñigo cuenta que el año pasado apareció dentro de uno de esos agujeros un teléfono móvil. De hecho, la carpintería dejó de realizar el vaciado porqueencontraban dentro jeringuillas, algo que ya no sucede. José y Juan remueven con una pala la tierra que hay dentro del cubo. “Aquí no hay nada, solo arena”, explica uno de ellos.
Los mismos operarios que llenan el cubo, abren las trampillas con una barra de uña y un palo de hierro. “Hay ranuras que están soldadaspara que los coches no las levanten al pisarlas. Esas se abren con un radial y, después de las fiestas, hay que volver a soldarlas”, cuentan.
Las labores para colocar el vallado de Sanfermines comienzan en los Corralillos de Santo Domingo, donde la tarea de vaciado se complica al llenarse los huecos del suelo con la arena que esparcen en la zona durante las fiestas. El primer día de junio comienzan a ponerse los primeros postes. Un camión, en el que caben entre 20 y 25 maderos, los trae aquí desde el frontón de la Milagrosa. Con rapidez y facilidad, los tres trabajadores de la carpintería los descargan de uno en uno colocando en su hombro cerca de 30 kilos de madera cada vez.
La mayoría de postes de abeto son viejos, pero algunos, entre 8 y 10, se estrenan este año. “Antes duraban 12 ó 15 años, pero desde que los tratamos aguantan hasta 20”, explica Íñigo. El tratamiento de las piezas, llamado autoclave, consiste en introducirlas en una cuba a presión “para que la madera abra los poros” y absorba sustancias que evitan los hongos y la carcoma. Más tarde se les somete a un tratamiento desales que las deja de color verde. Las que mantienen ese tono son las piezas nuevas, mientras que las viejas, agrietadas, se destiñen con el tiempo.
Después de que los encargados de abrir y vaciar las trampillas comiencen sus labores a las 7, se incorporan los empleados de la carpintería. Los primeros abandonan el lugar a la 13:30, mientras que los segundos continúan su tarea hasta las 18:00. Porque, además de colocar los postes, deben introducir en sus ranuras los tablones (2.700 en total) y evitar que se muevan colocando empalizadas y cuñas de madera. Así hasta después de Sanfermines, cuando hay que desandar el camino: desmontar el vallado.
Fuente: Diario de Navarra
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