Parece ser que las medidas de seguridad adoptadas antes, durante y después del transcurso del festejo están dando sus frutos si atendemos a que el segundo encierro de Ferias que se ha celebrado esta mañana ha terminado sin incidentes ni heridos por asta de toro a pesar de la emoción que ha acompañado a la carrera desde los corrales hasta la plaza de toros.
Repetían recorrido cuatro de las reses de la ganadería de Pio Tabernero de Vilvís a las que se sumaban dos más de refresco para completar la manada de la misma procedencia, una circunstancia que, a priori, aconsejaba ser cauto en la carrera, dada la condición de sapiencia del recorrido de la mayor parte de los animales.
Sonaban los tres cohetes de rigor que mandaban abrir la puerta de corrales dando salida a una manada muy conjuntada y un poco ladeada que pronto tomaba el ritmo de La Carrera hasta la Plaza de Santo Domingo con cuatro cabestros a la cabeza. Las reses, de nuevo todas ellas de capa castaña y compuestas de grandes hechuras, desfilaban en el primer tramo del recorrido muy hermanadas impidiendo a los corredores prácticamente tomar asta.
Tras pasar con limpieza las curvas de Santo Domingo, la mayor parte de los aficionados se concentraban en el último tramo de la calle Capitán Arenas donde el grupo de cabestros con un toro escondido entre ellos iban abriendo paso. Tres reses a unos metros por detrás generaban las carreras más vistosas, aunque mantenían la compostura y el ritmo acompasado que permitía a los corredores arriesgar un poco más poniéndose realmente cerca de la cara de los animales.
Con esta composición entraron aficionados y reses al coso alcarreño donde las reses desfilaron de forma rápida hasta los corrales.
info. Guadalajara2000
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