viernes, 20 de agosto de 2010

Quinto encierro de Tafalla


Ocho menos dos minutos. Silencio. Menos uno. Silencio. Primer cohete. Silencio. Los toros de la ganadería Rosa Rodrigues pasaron ayer por Tafalla entre un público que, periódico en mano, no conseguía quitarse ni de la cabeza ni de la boca lo ocurrido el miércoles en la plaza de toros. La localidad amanecía consternada con la actuación de "Quesero" en el concurso de recortadores, que saltó al graderío de las peñas provocando pánico y dejando a tres de los heridos hospitalizados.

Por eso, el vallado no sostenía a tanto público como los días anteriores. Y de la misma manera, las calles del recorrido contaban con menos corredores, que vivieron un quinto encierro cómodo y tranquilo. Los toros, nobles durante el minuto y veinte segundos que tardaron en llegar a la plaza, protagonizaron un encierro en el que los mozos disfrutaron de bonitas carreras. Cinco de los astados salieron desde el principio por delante mientras que el último, algo rezagado, corrió durante los primeros segundos con dos mansos. La manada se abrió en la calle Severino Fernández y, a la altura del Ayuntamiento, uno de los toros avanzó solo por la acera.
A partir de la curva de la farola la manada, estirada, actuó con rapidez hasta llegar a la estación, tramo en el que se produjeron varias caídas y empujones sin importancia, puesto que sólo se atendieron un esguince y varios raspazos.
Llegaba la manada a la plaza tras una carrera limpia, en la que los astados se arroparon durante prácticamente todo el recorrido. Los 4 minutos y 45 segundos que tardó en sonar el cohete que daba por concluido el encierro, tuvieron un culpable. Y es que uno de los toros, tal y como ocurrió el miércoles, se tuvo que pensar detenidamente y durante más de tres minutos si tomar el camino dirección a los corralillos.
Fuente: Diario de Navarra

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