No hubo heridos. Pero pudo haberlos. En otras ocasiones es al revés. Pero ayer, la pericia de los corredores impidió que los Conde de la Corte obtuviesen su premio en forma de hueso y músculo. Porque lo buscaron, en un encierro que fue muy rápido: un minuto y veintidós segundos. Sólo salieron del corral cinco astados. El restante fue rechazado por una cojera, después de pelearse con sus hermanos. Fue un aviso.
Desde el inicio, un toro obtuvo unos metros de ventaja. Decidió limpiar la parte derecha de la calzada de la Avenida Severino Fernández. No había tanta gente como el domingo, aunque el recorrido contó con una nutrida presencia de habituales. Los espacios fueron aprovechados por los mozos para hacer carreras largas, como la del ex capitán osasunista César Cruchaga. "He cogido a los toros un poco antes de la curva de la estación. Cuando vienen partidos, suelo intentar hacerlo con los primeros. Después, he tenido la suerte de seguir algo más en la recta y entrar a la plaza", comentó.
No fue sencillo recorrer ese tramo. Como si se tratara de un ciclista, el toro escapado aún sacó algunos metros más a sus perseguidores. Sin alcanzar su rueda, otro consiguió adelantarse ligeramente a la manada. Ambos, estiraban su cuello a izquierda y derecha, declarando sus intenciones. Les seguía el pelotón, que formó compacto. Este fue el objeto de deseo de los corredores, ante la dificultad de conducir los cuernos -y no precisamente de los de manillar- de los primeros.
Fuente: El diario de Navarra
No hay comentarios:
Publicar un comentario