El cuarto y penúltimo encierro del ciclo fue el más peligroso hasta el momento, lo que ya se suponía casi nada más comenzar, cuando las reses se disgregaron por la zona del pinar y los jinetes se tuvieron que emplear a fondo. Dos de los números anunciados fueron sustituidos por un ejemplar de la misma ganadería y otro de la lidiada el día anterior, Garciapedrajas.
El saldo final fue de dos heridos, uno de ellos por asta de toro. La carrera comenzó puntual, aunque con la manada ya disgregada y descontrolada desde el principio, cuando dos reses emprendieron el camino a gran velocidad sin el resto de la manada. Además, un tercer astado tomó su propio camino entre los pinares, seguido por un grupo de jinetes que tuvo que emplearse muy a fondo para hacerle retornar al camino marcado. Mientras tanto los dos primeros toros de La Gloria apenas tardaron siete minutos en realizar su recorrido y pasar el puente de Las Máquinas, así como cruzar la carretera de Cantalejo, ante el asombro de los presentes.
Con mucho trabajo y esfuerzo, los jinetes consiguieron acercar el toro que se encontraba suelto en el pinar al resto de la parada, donde se encontraban también los mansos y seguir el camino, que continuó siendo complicado hasta Las Máquinas, donde nuevamente se intentó unir la manada y cruzar la carretera sin peligro.
Los jinetes ya sabían que los bravos iban a mandar en este encierro y de la imposibilidad de comenzar el paso sin que los astados tomaran la delantera y comenzaran su camino a la carrera, por lo que decidieron parar tras el túnel unos minutos más de lo habitual y realizar el camino seguido ya hasta la bajada del Embudo.
Pudo ser peor
Este punto fue uno de los más complicados. A pesar de que los caballistas decidieron hacer de pared para que el descenso fuera lo más normal posible, una de las reses tomó la delantera. A ello hay que unir la inexperiencia de dos jinetes que se cruzaron delante del toro sin decisión, lo que provocó que se saliera de su camino, dirigiéndose a la zona empalizada de la izquierda, donde muchas personas ven esta espectacular bajada.
Sin embargo, el astado regresó al camino, pero entre la confusión y que se vio citado por parte de los espectadores situados en la empalizada de la derecha, el astado subió hasta la loma y rompió varios palos, por los que entró y volvió a salir, dejando el herido por asta de toro que se produjo ayer, a pesar de que en el lugar podía haber ocurrido una tragedia, debido al gran número de espectadores que se sitúa en este lugar. La empalizada del Embudo no es una talanquera sino una embocadura para que el ganado entre con más facilidad y así se anuncia en el lugar. Pero en cada jornada decenas e incluso cientos de personas se sitúan en este punto.
El herido, de 78 años, es natural de la localidad vallisoletana de Cogeces del Monte y sufrió una cornada de unos doce centímetros de longitud en el muslo derecho, además de una herida inciso contusa en la región frontal que se curó, limpió y suturó. Fue trasladado al hospital general de Segovia, ya que contaba con una patología tratada de base y requería analítica urgente.
También en la enfermería de la plaza de toros de la localidad se atendió a un joven afectado por contusiones torácicas izquierdas y una contusión periorbitaria derecha, con una pequeña herida en la conjuntiva, por lo que también se decidió su traslado a un centro hospitalario para una observación oftalmológica.
El recorrido urbano se preveía peligroso por culpa de la lluvia, que no paró de caer en toda la mañana. Y así fue, aunque no hubo más incidencias que lamentar.
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