El tercer encierro de las fiestas patronales de Peralta resultó emocionante, rápido, vistoso y muy peligroso. La carrera comenzó a las nueve en punto de la mañana y en ella tomaron parte los cuatro toros de la ganadería de Castilblanco que fueron lidiados por la tarde en la corrida de rejones.
El encierro comenzó con dos manadas bien diferenciadas. En primer lugar se vio a los mansos, que corrieron por el recorrido a gran velocidad, y consiguieron adentrarse en la calle Mayor en solitario con una ventaja de unos 50 metros sobre el segundo grupo, en el que iban los toros.
Éstos, a su vez, también iban divididos en dos partes. Primero tres de los astados, bien hermanados, y, desde el comienzo, descolgado el último toro, que derrotaba y embestía continuamente a ambos lados de la calle, sembrando el peligro en Peralta. En la calle Mayor, la separación de los mansos y de los tres toros favoreció que se vieran muy buenas carreras. No sucedió lo mismo con el último toro, que lo único que hacía era ir andando y arrancarse de repente en dirección a algún mozo. Afortunadamente sin consecuencias
Llegados al final de la calle Mayor y entrando en la calle Irurzun, los primeros continuaban en la misma tónica, no así el ultimo toro, que atravesó toda la calle en un verdadero ir y venir, de un lado al otro del vallado. Pasada la floristería, y ya en los últimos metros, dos caídas de dos mozos pusieron mas emoción al encierro, ya que este último toro se fijó e hizo ademán de ir a por ellos, aunque no logró engancharlos. La entrada a la plaza de toros, muy rápida y se saldó sin incidentes.
Fuente: Diario de Navarra
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